martes, julio 20, 2004

El reposo del guerrero

Hola majos, vamos a seguir pues con la historia de aquestos apuestos juglares:
 
Empezó la semana como había acabado la anterior, Los Pitillo dormitando una leve duermevela que concluiría con los primeros y abrasadores rayos del Sol. Ahora empezaba la aventura.
Como lugareños de toda la vida iban saludando a uno y otro lado a las gentes a las ke habían hecho disfrutar durante tres largos días. Tras almorzar en su taberna habitual (solían animar a los no pocos pamploneses sitos en Ortegalia durante el festival, a la hora en ke los mozos de Pamplona cantan aquello de: “A San Fermín pedimos, por ser...”) se plantearon ké les depararía el día. Ismael y Diego, ke ya se habían aventurado en el cónclave el año anterior, recordaban vagamente la existencia de una pequeña aldea donde regalaban viño, pan y sardiñas a los viandantes, con la única obligación de entretenerlos un rato. Indagando entre el personal que frecuentaba la taberna, se enteraron de ke esa fiesta, como muchas ke vendrían luego, se habían celebrado anteriormente, para no restar importancia a los fastos de Ortegalia. Así ke prestos se dirigieron a un lugar incierto, pero ke los atraía con firmeza, Cariño. Pueblo sito cerca del cabo Ortegal, el punto más septentrional de la Península, les recibió entusiasmados y los agasajó con una pitanza consistente en raxo, zorzas, emperador, mejillones... todo regado del mejor de los ribeiros. Tras los consabidos café y copa se dirigieron Los Pitillo, con la idea de mostrar no solo sus artes musicales, sino también sus esbeltos cuerpos. Para ese entonces se había sumado al grupo Eva Pitilla (con la ke no haré, verso, que siempre me pilla) y lo había abandonado, no sin pesar, Javi Pitillo, puesto ke su cita con el cirujano-barbero de los dientes era ineludible. Ya con dos mujeres en el grupo, los Pitillo se sintieron más equilibrados para afrontar el resto de la aventura. Se divirtieron con las olas, y tras tomar una cervecilla en el pueblo, y ya cayéndoles la noche encima, se fueron a la Praia do Morouzos (conocida entre las gentes del lugar por albergar a malolientes y costrosos trolls, siempre acompañados de sus fieles, y demasiado débiles para huir, perros trolls). Allí montaron campamento, se asearon y disfrutaron de una cena fría bajo las estrellas. No faltaron las chanzas, las sardinas con Pimientos de Padrón, el Cigales, ni las ganas de tocar sus instrumentos, ke se fueron diluyendo a medida ke el cansancio acumulado hacía mella en sus cuerpos.
Y amaneció el martes, y ese día la cita era ineludible, la popular “Festa dos Miguelitos”, en Meis, A Coruña. Siempre con Ismael trazando vertiginosos itinerarios ke los llevarían a contemplar los más embelesadores paisajes, los Pitillo visitaron Ferrol, comieron cojonudamente en Pontedeumes, disfrutaron de las playas de Sada y se rindieron agotados en el precioso camping de Santa Marta de a Coruña. ¿Y la popular “Festa dos Miguelitos”, os preguntareis. Como por ensalmo, también se había celebrado la semana anterior.El miércoles era un día triste, todavía no habían sonado los platillos, y Los Pitillo perdían dos de sus más fieles integrantes, Peri Pitillo y María Pitillo, ke, desde la primera noche en Ortegalia, no habían disfrutado de un solo rato de intimidad marital. Partieron entre pétalos de rosas rumbo a Magerit, ya que Peri Pitillo debía seguir alimentando a las gentes de Castilla, pues es bien cierto que de sus establos y mataderos se nutría buena parte de Castilla y sus alrededores. El grupo se reducía drásticamente, solo los más valientes, los más osados, los más bellos (altius, fortius, rapidius) se atrevían a seguir, con la que, probablemente, sería una de las más fascinantes historias, posteriormente leyenda, que circularían de boca en boca por los habitantes de aquella mágica tierra, la Galicia Celta: “Hacia la actuación final”....

lunes, julio 19, 2004

Ortegalia, el festival do Mondo Celta

Hola amiguitos, cuanto tiempo...
Recién llegados de tierras celtas, os voy a contar la historia de unos valerosos juglares ke, sin más armas ke sus instrumentos, sus carros y sus viandas, se ganaron el corazón de aquellas maravillosas gentes, hombres, y sobre todo mujeres, ke habitan las regiones noroccidentales de Iberia, la Galicia Celta.
Todo comenzó cuando, el 9 de Julio de 2004 de Nuestro Señor, unos reputados juglares partieron hacia cerca del Fin de la Tierra, a una villa llamada Ortigueira, donde, desde cuando me alcanza la memoria, se celebra una reunión de juglares venidos de los más recónditos del Orbe, EL FESTIVAL DO MUNDO CELTA. Habréis adivinado ya el nombre de estos músicos de postín, sí, sí, Los Pitillo.
Componían la caravana, y lo diré en verso:
- Perico y su trikitixa, ke me cago, daros prisa!
- María, su compañera, con el vino de Cigales, nos lleva de borrachera.
- El señor Javi Romero, que al contrario que su hermano, va toavía al peluquero.
- El gran e ilustre Piojo, que de tanto ir al servicio, se le ha puesto rojo el ojo (del culo)
- Ismael alias el "cuco", con su Beatleaino pelo, aunque ese mote tan chulo, ya se lo puso Carmelo. (el americano, para más datos)
- Y Diego Pitillo Pitillo, el que siempre duerme al Sol, se le posan las palomas, ganandose su corazón.
Ya vais comprobando ke la historieta va a se larga de cojones...

Pues bueno, salieron el Viernes de Magerit, un pueblo de la gran Castilla, y enfilaron los carros rumbo al norte (Perico, con su don de gentes, partió antes, para ir buscando posada en casa de algún lugareño). El viaje, penoso, un atasco de ovejas que salen de sus trabajos a olvidarse de que el lunes empieza el infierno (los Pitillo, en cambio, gozaban de privilegios que les iban a permitir kedarse durante 9 días en aquellas tierras de ensueño). En 8 horas se plantaron en la villa gallega, aparcaron su carro, cogieron lo necesario (siempre con una duda en la cabeza, ¿volveremos al carro hasta el lunes?), se pertrecharon de sus instrumentos, y partieron al fin a Ortegalia, el festival do mundo celta. Llegaron y encontraron a Perico (que cual Fénix del Equipo A), ya había encontrado sitio donde reposar nuestros cansados cuerpos... algún día. Los conciertos, destacar a Kila, un grupo de saltimbanquis y juglares irlaneses, que hicieron ke algún integrante de Los Pitillo derramara más de una lágrima. Luego, una fuerza sobrenatural empujo a los Pitillo a descorchar su instrumentos y deleitar a los ¡más de cienmil asistentes! ke asistían es año a Ortegalia. Desde ahí, un no parar, les invitaban en cada taberna, les saludaban las gallegas, coreando con ese acento ke parece música, ¡LOS PITILLO!, ¡OTRA, OTRA!... hasta que Lorenzo les hizo darse cuenta ke el día siguiente iba a ser más duro ke el anterior.
Y llegó el Sábado, y aún bajo los efectos de aquellas dulcísmas voces, se dieron cuenta ke estaban todos desperdigados. El Piojo, disfrutando de una de esas bellas mancebas, la fina Fina. Javi, encontró viejos conocidos de otras andanzas, y andaban charrando de pasadas aventuras. Diego, aprovechando las pocas horas de Sol ke se dan por esas Tierras. Y Perico y María, disfrutando de los últimos momentos de intimidad. Ah! se me olvidaba Ismael, este andaba todavía disfrutando de los conciertos de los aprendices a juglares, en el escenario Runas, que distaba unos kilómetros de la plaza de Ortegalia.
Y se juntaron todos, y disfrutaron una vez más de afamados músicos, unos venidos de allende los mares de Québec, y los míticos Chieftains, que dejaron claro, ke en mundo celta hay que renovarse, o morir. Y otra vez sonaron dulzainas, y encontraron viejos amigos, Xuxo el gaiteiro bebedor, More el gaitero sevillano, Teresa, Riki Pitillo (ya no nos haces mucho caso, y nosotros, te queremos), y un largo etcétera de caras conocidas a las ke se sumaban los cientos de Ortigalenses ke se acordaban de la memorable actuación, cuando, siendo todavía aprendices, dieron una lección de “saber estar” cuando fueron impulsados por las musas a participar en el desfile de gaitas del año pasado (ver foto más abajo).
Y entre pitos y gaitas llegó el domingo, y cada uno a lo suyo, Diego, otra racioncita de Sol, durmiendo los ke podían o les dejaban, en fin, viviendo la vida. Y más Folk, y más amigos, y al final, todos juntos y en armonía se volvieron, de pasacalles, por supuesto, a pisar, algunos por primera vez, las lindas tierras que el gentilhombre José, el encargado de las ambulancias, les cedió tal como hiciera el año pasado.
Y me parece ke por hoy va a ser suficiente, aunque no desesperéis, ke pronto, más pronto de lo ke os imagináis, volveremos con las aventuras ke siguieron a Ortegalia, el festival do mondo celta.

miércoles, julio 07, 2004

Hacia las tierras Celtas

Este viernes Los Pitillo se encaminan al Festival do mundo celta de Ortigueria, y tras el festival les espera una semana de aventuras por las tierras gallegas. Muchos pueblos tendrán la oportunidad de disfrutar con su música y de ofrecer su hospitalidad a estos renombrados músicos.

El viaje empieza en Ortigueira pero la siguiente parada...

Os dejo una foto del mítico desfile de bandas de gaitas en el que participaron Los Pitillo con alguna colaboración.



Saludos.

Ismael. Bombero.