San Martín de Jubera 2003. Éxito sin parangón. 2ª parte
Domingo 14 de Septiembre de 2003
Pasó la noche entre sueños intrankilos (arácnidos, mamíferos voladores cuyo nombre contiene todas las vocales, ronkidos…). A las 8:00 de la mañana, Los Pitillo nos vemos obligados a abandonar nuestros jergones ante la insistente, y estridente, voz del DJ de San Martín. Tras un reparador desayuno en el palacete de los Esteban los Pitillo somos requeridos otra vez (y no sin ganas por nuestra parte) para ke comience el día grande de las fiestas de San Martín. Pasacalles va, pasacalles viene, calle arriba, calle abajo, con las paradas obligatorias para lanzar los vivas a los ilustres habitantes del villorrio (Jesús, hay ke ensayar más las dianas, aprenderse los nombres y alzar la voz). Con una recaudación más que escasa, inexistente, nos dirigimos a la plaza, donde se empieza a notar el ambiente festivo. La gente (¿dónde estábais anoche?) se arremolina en torno a las corcheas y semicorcheas ke se destilan de la gaita, tambor y bombo de Los Pitillo.
Enfrascados en una especie de baile vermouth (antes de misa!!!), suenan recias las campanas de la basílica de San Martín. Llega el páter y la gente se dirige a la puerta de la Iglesia para ver salir a los venerados patrones de la villa (San Andrés?? Y la Virgen de la Cruz). Ante la irresponsable (eso no se hace) ausencia de los gaiteros de Navarrete, y antes de ke nadie nos lo pida, los Pitillo nos ponemos en la cola de la procesión y comenzamos a marcar el ritmo de tan solemne y emotivo acto. La procesión llega a su fin, y, ante la sorpresa de los devotos fieles, Los Pitillo se desmarcan con una preciosa jota en honor a los patrones. Hay ke ver bailar a las danzantes de los Pitillo para comprender lo ke allí se sintió durante los escasos cinco minutos ke duró la pieza. Como respuesta de las gentes, el silencio, muestra de un profundo respeto por las tradiciones ke poco a poco han ido olvidando, pero ke los Pitillo, con tesón, intentaremos restaurar. Tras esta muestra novedosa de música clerical, los Pitillo, con los miembros cansados pero el corazón alegre, cuelgan los instrumentos para disfrutar de las actividades de la tarde, a saber, subasta, comida popular (deliciosos champis al ajillo, pimientos verdes y una frite exquisitamente preparada. Gracias a los maestros cocineros, son como músicos, pero excitan el sentido del gusto), café, postres varios, una pequeña siesta para el ke la quiso… Y a las seis de la tarde, y con todo el dolor de sus corazones, los Pitillo se despiden entre abrazos del pueblo ke los ha visto crecer un poco más como grupo. Gracias San Martín, siempre tendréis un hueco en nuestros corazones. ¡¡¡VIVA SAN MARTÍN!!!
PD.- Seguro ke se me han olvidado la mitad de las cosas. Agradecer a todos los ke participaron en las fiestas, en especial a la familia de Jesús (Tío Perico, te has convertido en el Tío de Los Pitillo y tendrás tu jota), ke nos trató como antaño se trataba a los músicos, o sea, como Dios. Nada más, agur.
Diego Pitillo, dulzainero de "Los Pitillo".
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