Aires de Dulzaina 2003
Sábado 24, 8 de la mañana. Los Pitillo ya están en pie. Con cara de no haber dormido demasiado (la emoción no les ha dejado pegar ojo), pero contentos. La dulzaina, bien aceitada, el tambor y el bombo, bien tensados, las orejas bien limpias. Como siempre el desayuno de rigor en la sede social. Allí se encuentran los dos dulzaineros, Piojo y Diego Pitillo, el caja Rubén y el bombo Isma. A las 9.30 ya están camino de San Esteban de Gormaz, ilustre villa soriana donde se celebra el certamen. A las 11.00 y tras una conducción sin incidentes llegan al bonito pueblo. Su inquietud intelectual y sus ganas de aprender les llevan a la conferencia “Gaiteros en la encrucijada”, por Mario Gros. En dicha charla se habla y discute acerca del origen de la dulzaina, su evolución a lo largo de los siglos, sus épocas de esplendor, las distintas variedades ke existen en la actualidad… todo en un tono de debate en ke Los Pitillo, con sus escasos aunque bien cimentados conocimientos, participan activamente con acertadísimos comentarios.
Tras ilustrar un poco más sus mentes privilegiadas esperan en el bar a ke comience el pasacalles. Todo está muy organizado y, para no alterar el ritmo de los acontecimientos, Los Pitillo se mantienen en un segundo plano. Pronto llegan Perico, el acordeón de los Pitillo y María, folklorista donde las haya. El pasacalles discurre con normalidad, y, aunque la intención de Los Pitillo es mantenerse en el anonimato, no pasan mucho tiempo desapercibidos. El primero en saludarlos, Pancho, de la Atalaya, el organizador, y, a partir de él, todo un elenco de grandes dulzaineros invitados a participar en el certamen. Sólo citaré los grupos: la Charambita, Segoza, los Hermanos Ramos, Los Talaos, Los Mauragatos… Después, a los bares. Llegan Marina y José Luis, emocionados al ver ke sus hijos ocupan un lugar tan destacado en el universo dulzaineril y ke son tratados de tu a tu por gurús del mundo del folk. La comida, una deliciosa paella, regada con buen vino. Tras ella, se une Riki Pitillo a la caja y gaita charra y amenizan la sobremesa alternandose con los dolçainers de Elche. Y así discurre la tarde, entre jotas y pasodobles, y Piojo Pitillo se descubre como un dulzainero sin ningún pudor, acompañado casi siempre por Isma al bombo y Rubén a la caja. Por la tarde, una serie inolvidable de actuaciones que quedan grabadas en la memoria de los artistas. Esta vez por falta de tiempo Los Pitillo se ven obligados a rechazar la unánime petición de todos los asistentes de subir al escenario (la cosa iba con retraso y no era menester dejan sin tocar a los ke venían después). Tras un pequeño piscolabis en los bares del pueblo (como no , amenizando a los sanestebeños), el concierto, al ke fallan Ars Amandi (que lástima) y son sustituidos por los pesados Básico y unos jevilones de cuyo nombre no puedo acordarme. Inexplicablemente, no actúan Los de la Bodega, grupo (junto con los Pitillo) en el ke milita Riki Pitillo. De madrugada, los Pitillo son concucidos a sus dependencias (cama con sábanas, manta y calefacción), donde duermen a pierna suelta hasta bien entrada la mañana. Mencionar ke hubo dianas (Los Talaos y Los Mauragatos), pero, ante la aparente escasez de desayuno, Los Pitillo renuncian ascéticamente y siguen durmiendo. Tras la misa de 12, pasacalles y actuación en la plaza. Los Pitillo, todavía sin cambiar la hora, se van a comer a Ayllón (de menú, y de primero sopa, por supuesto). Y a las 6 de la tarde regresan triunfantes a los Madriles donde les esperan nuevas aventuras…. El viernes… Cheste.
Diego Pitillo, dulzainero de los Pitillo.
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