Cheste, motos y pitillos.
Otra vez con el macuto bien pertrechado se encaminan Los Pitillo a vivir otra de sus aventuras. Esta vez el destino estaba en las tierras que vieron vencer al Cid. Emulandole, allá nos dirigimos con el fin de reconducir las mentes enfermas de los amantes del bakalao y las pastillas, hacia un futuro de dulzaina regado con ribera del Duero.
La avanzadilla preparó la casa, e hizo una primera inspección de la zona.
Con todos los miembros ya reunidos y después de una explendida cena de asadillos varios, empezaron los ensayos que desembocarían después en el triunfo que las calles de Cheste presenciaron.
Aturdidos por el ruido y el humo nos fuimos adentrando por las calles del pueblo, hasta llegar a una zona que parecía apropiada para que la concurrencia disfrutara de nuestras melodías...
Debido al cansancio extremo que sufro, no puedo seguir, cedo la palabra a otro, sino completaré la crónica más tarde.
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