Garrido envía su Crónica !!!!!
Garrido escribe:
Los Pitillo llegaron a Noruega, Triunfaron y dejaron un reguero de lágrimas a su regreso. Las suyas, y las de sus admiradores. Después de una llegada extremamente silenciosa, quizás por los nervios, el viaje, y por supuesto el carácter de los noruegos, todo volvió a su ser cuando encendimos las emisoras que nos tendrían comunicados durante casi todo el viaje, (Rubén os puede decir porqué).
Pasamos la primera noche en Villa Balcone, una estupenda casona en la que pudimos disfrutar de la música en directo de todos aquellos que quisieron hacer acopio de sus buenas maneras. A Los Pitillo, se les unió la guitarra eléctrica, que en un futuro cercano será parte de su repertorio. Al día siguiente, paseo por Bergen bajo la lluvia, caras un poco mas largas, a tono con el tiempo. Pero la casualidad nos hizo reencontrarnos con la música, y en una de las visitas culturales a las iglesias de la zona, pudimos disfrutar de un coro, uno de los mejores de la ciudad. Más tarde el viaje a Flekke, centro de operaciones, fue gris por el cielo pero lleno de excitación.
El lunes fueron las piraguas, agua por arriba, por abajo, y por los lados, que a pesar de que no se pudo confirmar, la lluvia en Noruega a veces es horizontal...El salto al fiordo causó mas de un estrago, acostumbrados a las playas de Murcia.
El martes, un poco de esquí de fondo, culetadas, descensos vertiginosos, montañas nevadas, y al fondo, desde lo mas alto, vimos el mar. Aquí hay que hacer una especial mención a Natalia, que se mereció la birrita que le esperaba al final. El día nos sirvió de calentamiento para estar a tono en el momento cumbre..: Los Pitillo en acción.
El show estaba a punto de empezar. El repertorio sobre el papel, el pendón de Castilla presidiendo, megafonía probando, probando, los nervios ente la punta de los dedos, y la gente agolpándose en la puerta. Con un pequeño pasacalles se sumaron los mas rezagados, y con la locuaz explicación de Diego se hizo comprender la música de nos une a nuestras raíces y que retoña cada vez que suena. Pues bien, que más decir que el concierto fue un éxito.
Al día siguiente, ya más relajados por la tarea bien hecha, lo pasamos remando un bote vikingo, y pescando unos señores peces que se comerían al día siguiente; para éste, sin embargo, teníamos mesa puesta: sopa tradicional noruega, por supuesto, de pescado. La velada siguió, y un pequeño recital para que el anfitrión de la casa quedara satisfecho. Y como no, Pablo, al piano, musiquísimo él, ponía la melodía a todas canciones que la audiencia le pidió. Larga noche, o corta, dependiendo si hablamos de dormir, o de bailar.
Casi sin darnos cuenta era jueves, y unos más que otros estábamos cansados, necesitados de un poco tiempo libre. Así que volvimos a casa con algún que otro problema técnico en un barco de remos. Suena extraño pero así fue. El bote estaba lleno de ingenieros, pero ningún mecánico, así que para arrancar el motor, que por cierto debe haber costado una pasta arreglarlo (je,je), nos llevó un buen rato. Y desgraciadamente tampoco teníamos radio para comunicarnos. La tarde la pasamos al sol, tirados en la hierba y dando un paseo hasta Dale, para comer el pescado pescado, y algo más. Alrededor del fuego, o en el salón, hablando de los días pasados y la pena de tener que regresar, de la falta de sueño por el apretado horario y extraños ruidos en la noche, de hacer las maletas para salir a la mañana siguiente. Fue cargar, marchar y disfrutar del paisaje de vuelta a Bergen. Esta vez pudimos ver el fiordo que cruzamos en ferry, el lago helado, túneles mil, agua, nieve y sol. En la ciudad, tarde dominguera, funicular que subía hasta lo mas alto de fløyen, donde se veía toda la ciudad y mas allá. Fotos, compras, trolls, regalos, souvenirs, frío, viento, una nueva flauta, y de nuevo para abajo para ver un concierto que nunca empezó, así que se fundieron las ultimas koronas en cerveza y comida. Buena elección.
Y ya desde el aeropuerto, el adiós, la despedida, y de nuevo el silencio que tan bien supieron romper Los pitillo y su cuadrilla. No dudéis que se os echa de menos, que así es. Y seguro que también algunos de los que tengo que recordar, saludar y dar las gracias:
o Phil, sus coches, y su ojo indiscreto, principalmente con morenitas de pelo corto.
o Los palomos, pareja de gabachitos con sus momentos buenos y no tan agraciados
o Dos alemanas, una timidilla, y la otra sin ningún pelo en la lengua, al menos suyo.
o Mathilde, que lo pasó como nunca
o Reik, que lo dio todo con su inglés
o Wendy, una chica rubia que creo que paso un poco inadvertida, y la otra rubia cañón, Ragnhild.
o Are Morten (La Muerte) que se lo curro de lujo.
o Y si se me olvida alguien, no hay mas que escribir.
Un beso a todos.
El Garri, vikingo pitillo
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